El embarazo es una etapa en la que se producen grandes cambios, tanto a nivel físico como psicológico.
Entre estos últimos, encontramos alteraciones asociadas al estado de ánimo y al humor, con altibajos emocionales. Las embarazadas manifiestan mucha sensibilidad respecto a todo lo que les rodea y les afecta, sintiéndose en algunos casos nerviosas o irritables. Estas alteraciones son producidas por los cambios hormonales, al igual que sucede durante el periodo premenstrual. Esto ocurre porque las hormonas afectan a los neurotransmisores, los mensajeros del cerebro que regulan el estado de ánimo.
El aspecto físico durante el embarazo
El aspecto físico también puede afectar emocionalmente a la futura madre, en cuanto al aumento de volumen y peso, produciéndole problemas de autoestima al sentirse más “gordas” y poco atractivas. Del mismo modo, las molestias del embarazo como las nauseas o el dolor de espalda, el miedo porque el desarrollo del feto sea correcto y saludable o el temor por la situación económica pueden inducir a este malestar emocional.
Suelen ser estas alteraciones más notorias durante el primer y el tercer trimestre de embarazo, y también después del parto, durante las primeras semanas tras el nacimiento, ya que vuelven a suceder cambios hormonales. Todo ello se puede traducir en una falta de control sobre el propio cuerpo.
Para poder controlar esta revolución emocional, es primordial intentar mantener la tranquilidad, haciendo un esfuerzo consciente por cuidar de una misma y por lo tanto del bebé. Es importante no guardar los sentimientos, y hacer partícipe a la pareja de los mismos. Esto nos ayudará a fortalecer el vínculo y cuidar la relación.
Hay que buscar reducir el estrés y realizar actividades que nos hagan sentirnos bien o nos gusten especialmente, incluso darse algún capricho. Mantenerse activa y descansar lo suficiente también ayuda a mejorar el humor, disfrutando día a día al máximo la experiencia.
Aún así, hay un 10% de mujeres que padecen depresión durante el embarazo. En cualquier caso, es importante que las personas que rodeen a la embrazada asuman y entiendan estos cambios y no lo tomen como un ataque personal.
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