Durante todo el año prácticamente nos olvidamos de su importancia, pero es llegar el verano, volver a darles “libertad” y entonces si que la gente se acuerda de sus pies. Hablamos con Laura Lambiris, Diplomada en Podología por la Universidad de Sevilla, con un Máster Oficial en Podología Deportiva por la Universidad Católica de Valencia y que ejerce en su Clínica Lambiris Manzanedo de Chiclana de la Frontera (Cádiz). Nos cuenta cuáles son las medidas a tomar durante la época estival para que nuestros pies sufran lo menos posible y nos evitemos contagiarnos con alguna enfermedad que nos impida disfrutar del verano en todo su esplendor.
Entrevista a Laura Lambiris, podóloga que nos habla sobre la importancia de los pies.
¿Cómo afecta el calor a nuestros pies?
El calor en verano afecta principalmente a la estructura de nuestra piel. Con las altas temperaturas estamos predispuestos a sufrir una sequedad más acusada (en determinadas zonas del pie, como puede ser la zona de los talones) hinchazón, quemaduras solares, así como una sudoración más profusa si no utilizamos zapatos con suelas transpirables.
¿Cuáles son los mayores enemigos y problemas de los pies en verano?
El calor, junto con la humedad, favorece la aparición de hongos en los espacios interdigitales de nuestros pies (entre los dedos) por lo que es importante secarlos bien cuando nos duchemos o estemos en la playa o piscina.
La deshidratación que sufre nuestra piel en estos meses favorece la aparición de sequedad y grietas en la zona de los talones, dedos y dorso de los dedos, esto se debe principalmente al uso del calzado descubierto, por lo que será muy importante para mantener la integridad de la piel el uso de cremas hidratantes ricas en urea.
El sol puede provocarnos quemaduras en el dorso del pie, las cuales pueden llegar a ser muy molestas a la hora de calzarnos, por lo que se insiste en el reparto homogéneo del protector solar hasta la punta de los dedos.
En verano es muy frecuente el contagio de hongos y papilomas por lo que será muy importante el uso de chanclas en las zonas comunes de playa y piscina.
Es habitual que en verano se nos hinchen los pies, esto es debido principalmente al calor al que estamos sometidos en esta época del año, será muy útil en estos casos no llevar un calzado demasiado apretado, así como danos baños de contraste (frio-calor) para favorecer la correcta circulación de la zona.
¿En qué ocasiones recomienda calzar chanclas y en cuales no?
El uso de chancas debe restringirse solo a las zonas de playa y piscina, no debemos por tanto hacer un mal uso de las mismas utilizándolas para hacer grandes distancias, así como utilizarlas durante todo el día.
¿A qué peligros nos enfrentamos al hacer un mal uso del calzado de verano (chanclas)?
Inestabilidad; ya que al tener una sujeción localizada en el 1º y 2º dedo nos da mucha movilidad en la zona de talón pudiendo sufrir esguinces, torceduras, dolor articular…
Dedos en garra, debido a la sujeción tan limitada que presenta, los dedos a la hora de caminar acaban desarrollando una “garra” con el fin de ganar sujeción, por lo que el mal uso reiterado de las chanclas puede acabar por instaurar de manera definitiva los dedos en dicha posición.
Dolores musculares, tales como la Fascitis Plantar, debido principalmente al aumento de tensión en la fascia, siendo consecuencia de la mala sujeción, así como de lo excesivamente plana que suelen ser la mayoría de las chanclas de playa.
En verano es más habitual la infección en los pies, como por ejemplo el papiloma plantar ¿Cuáles son sus efectos?
Al inicio de la lesión los papilomas se pueden llegar a confundir con la formación de una dureza o un callo por lo que puede llegar a pasar desapercibido. El efecto principal es el dolor en la zona de lesión, siendo este dolor mucho más intenso si lo pellizcamos, llegando a cursar a veces con picor y sangrado de la zona.
¿Qué medidas se pueden llegar a tomar para evitar su contagio? ¿A qué personas afecta más?
Las medidas irán encaminadas por un lado el uso de chanclas en las zonas de duchas y zonas comunes de playas y piscinas, evitando el contacto con zonas húmedas, ya que en estas es donde hay mayor posibilidad de contagio.
Por otro lado, debemos mantener unas correctas medidas de higiene (secado correcto de todo el pie…) así como la revisión diaria de nuestros pies para evitar así la aparición de lesiones.
Normalmente suele afectar más a niños y adolescentes, por una parte, por la intensa sudoración que tienen, lo que colabora a que la zona de los pies esté humedecida y, por tanto, con mayor riesgo de contagio. Por otra parte porque son los más reticentes al uso de chanclas en zonas comunes. En algunas ocasiones se suele relacionar con estados de inmunodeficiencia por lo que las personas que se encuentren en dicha situación tienen mayor riesgo de padecerlos.
¿Se nota la llegada del verano en la afluencia de clientes a la clínica de los especialistas en podología?
Al llegar el verano y descubrir los pies después del largo invierno escondidos en nuestros zapatos, es cierto que hay más afluencia en determinados rangos de edad, por lo general las personas mayores se suelen cuidar los pies a lo largo de todo el año, pero en el caso de las personas más jóvenes se observa como hay una preocupación añadida porque sus pies se vean de la manera más saludable posible ahora que estarán al descubierto.
¿Cuál es el calzado más recomendado para esta época del verano?
El calzado adecuado deberá proporcionarnos una buena sujeción, no solo a nivel de los dedos sino también en la zona del talón ya sea con sistema de anudado, velcro, correas…
No debe ser excesivamente rígido, ni tampoco excesivamente blando, nos debe proporcionar una adecuada adaptación al terreno.
Debe poseer una suela con materiales antideslizantes, evitando así malos movimientos y posibles caídas.
Por último, nos debe proporcionar una adecuada transpiración, utilizando calzados de piel o todos aquellos materiales que permitan una correcta transpiración.
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