La aparición de nuevos antibióticos experimentó una época de auge durante el periodo que abarca desde las décadas de 1940 a 1960. Pero el agotamiento de los microorganismos cultivables en laboratorios trajo contribuyó a que se viviera una etapa de sequía de antimicrobianos, y que no se supo solucionar del todo con el desarrollo de modelos sintéticos.

La resistencia a los antibióticos

Las resistencias bacterianas a los fármacos ha derivado en un problema mundial que no para de aumentar.

La revista Nature ha publicado en su último número un trabajo que podría suponer un cambio de tendencia en el mundo del antibiótico y, en el futuro, comenzar una nueva época de descubrimientos.

El estudio no sólo habla del hallazgo de la teixobactina, un halagüeño antimicrobiano, además muestra una nueva forma de buscar antimicrobianos efectivos. Este hallazgo supone verificar los microorganismos no cultivables como una fuente de nuevos medicamentos antibióticos.

Después de que se descubriera la penicilina, los científicos se lanzaron a buscar otros microorganismos que están presentes en la naturaleza y que tienen propiedades antibióticas. Esta búsqueda exigía el cultivo de cada posible candidato en el laboratorio, por este motivo se quedaron fuera todos los microorganismos cuyo crecimiento no puede realizarse en condiciones controladas, lo que supone el 99% de todos los existentes.

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Los investigadores que han realizado el estudio sobre este antibiótico publicado en Nature han creado un procedimiento que se sumerge con éxito en el, todavía desconocido, mundo de los microorganismos no cultivables o al menos en una parte, para buscar posibles antibióticos ocultos.

A través de un dispositivo multicanal de membranas semipermeables, el método permite aislar y criar a los microorganismos en su propio ambiente natural, y como al contrario de lo que se venía haciendo, con otros medios que habitualmente se emplean en el laboratorio.

Los antibióticos a prueba en los laboratorios

El equipo de investigadores estadounidenses observaron que una bacteria llamada Eleftheria terrae respondía con actividad frente al patógeno Staphylococcus aureus, tras haber analizado unos 10.000 microorganismos procedentes de muestras del suelo.

Estudiando profundamente llegaron a aislar uno de sus compuestos, al que denominaron teixobactina, el cual demostró en estudios posteriores una gran efectividad contra bacterias como el citado S. aureus, Mycobacterium tuberculosis o Clostridium difficile. Su poder antibiótico era efectivo incluso frente a las cepas resistentes de estos patógenos.

Los investigadores apuntan que “las propiedades de este compuesto marcan un camino hacia el desarrollo de antibióticos que tienen más probabilidades de evitar el desarrollo de resistencias”.

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Teixobactina acaba con las bacterias, inhibiendo la síntesis de su pared celular; o lo que es lo mismo impide su formación adecuada, según explican los autores del trabajo. El modo de acción es similar al de la vancomicina, un antibiótico que, durante 30 años se mantuvo libre de resistencias. Esto lleva a pensar a los científicos que el poder de la nueva molécula frente a los patógenos es similar o superior al clásico medicamento.

A pesar de que es verdad que el mecanismo de acción del nuevo antibiótico es mucho menos sensible a la aparición de mutantes resistentes que el de otros antimicrobianos, todavía es “prematuro y aventurado” afirmar que en el futuro no generarán resistencias, asegura Juan García de Lomas, jefe del servicio de Microbiología del Hospital Clínico Universitario de Valencia. Este especialista apunta que para que estos descubrimientos se lleven a la práctica clínica, “todavía quedan pendientes varias fases de investigación”.

La opinión de García de Lomas concuerda con el punto de vista de José Campos, miembro del Laboratorio de Antibiótico del Centro Nacional de Microbiología (Instituto de Salud Carlos III), el cual asegura que es necesario estudiar “su posible toxicidad, tolerancia y biodisponibilidad” en ensayos clínicos en humanos, lo que puede prolongarse hasta 10 años, ya que hasta ahora los resultados obtenidos han sido de los estudios realizados en ratones.

Campos asegura que el antibiótico no acabará con el problema de las resistencias, ya que no es activo contra bacilos como K. pneumoniae y P. aeruginosa, los cuales constituyen la mayor preocupación actual en cuanto a las bacterias multirresistentes, según apunta el científico.

Por su parte José Ramón Yuste, médico especialista en Enfermedades Infecciosas de la Clínica Universidad de Navarra indica que “de los seis microorganismos que hoy en día ofrecen problemas de multirresistencia, cuatro son los llamados gram negativos y este nuevo antibiótico no es útil contra ellos”.


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